En esta estampa del s. XIX vemos al diablo
alemán Krampus, dando fuego a una mujer.
Desde que la práctica del tabaco fuera
importada a España por el marinero Rodrigo de Ayamonte en 1492, tal vicio fue
condenado por la Iglesia
como diabólico, al considerar que "sólo
el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca".
Hay que tener en cuenta que a finales del s. XV que es cuando este marinero
onubense importó esta práctica, la única boca que se conocía que echaba fuego
era la Boca de
Leviatán, es decir, el Infierno; de ahí la confusión de los inquisidores al ver
a un hombre que despedía fuego por la boca y la nariz como si fuera tal máscara
infernal. Frente a la condena de la Iglesia cristiana a esta
práctica, otras religiones como la de los indios tupinamba de Brasil, atribuyen
facultades positivas a esta planta como las de esclarecer la inteligencia
y mantener gallardos y alegres a quienes usan de él. El mago, al soplar el humo
del cigarro sobre los guerreros, pronunciaba estas palabras:
"A fin de que domineís a vuestros enemigos, recibid el espíritu de la fuerza" .
En numerosas tribus de indios del alto Amazonas, se proyectaba jugo de tabaco a los ojos del candidato a chamán, para darle el don de la clarividencia. Igualmente, observadores españoles de los comportamientos de los indios del Nuevo Mundo interpretaron que los trances inducidos por el tabaco, daban pie a que el demonio manipulara su imaginación mientras soñaban. Todo ello contribuyó a la crítica de estas plantas por parte de la nueva Iglesia cristiana, como un componente más de la demonización de las religiones indias frente a la valía y verdad de la nueva religión evangélica.
"A fin de que domineís a vuestros enemigos, recibid el espíritu de la fuerza" .
En numerosas tribus de indios del alto Amazonas, se proyectaba jugo de tabaco a los ojos del candidato a chamán, para darle el don de la clarividencia. Igualmente, observadores españoles de los comportamientos de los indios del Nuevo Mundo interpretaron que los trances inducidos por el tabaco, daban pie a que el demonio manipulara su imaginación mientras soñaban. Todo ello contribuyó a la crítica de estas plantas por parte de la nueva Iglesia cristiana, como un componente más de la demonización de las religiones indias frente a la valía y verdad de la nueva religión evangélica.
Junto al tabaco el cacao también se demonizó,
sobre todo por el riquísimo sabor de tal bebida que se consumía con placer e
impedía la austeridad y frugalidad requerida en el período de Cuaresma y sobre todo en el "ayuno eclesiástico", es decir, la abstinencia de comer antes de recibir la comunión en la eucaristía. De tal forma que esta última cuestión generó una disputa eclesiástica que pervivió hasta mediado el s. XVII, época en la que se estableció que se podía beber chocolate antes de recibir la Sagrada Forma.
La condena a tales plantas se enriquecía con
imágenes como la que siguen tomada de una vasija del período maya. En ella
vemos a un mono, uno de los animales que mejor simboliza la imagen del diablo,
fumando, al tiempo que lleva un grano de cacao:
En cualquier caso y siendo el diablo el Señor del Fuego se le retrata en
ocasiones prendiendo el cigarro del que quiere fumar, tal como vemos en la
ilustración que encabeza esta entrada. Tradición
que ha llegado hasta nuestros días y que tiene manifestaciones tan curiosas
como las del diablo que aparece en el relato de Rafael Sánchez Ferlosio
titulado "De plata y ónix" y publicado en su libro: El geco; Madrid, 2005.
Allí el diablo da fuego al pescador que le ha vendido su alma, y en
lugar de servirse de un mechero o unas cerillas, obtiene la llama chasqueando
su propio rabo, al tiempo que recita esta jaculatoria:
de todo fogo reye,
flámmulam mitte mihi,
ut hoc cigarro incendiem
sic ego in fide tui
perpétue perseverem"
BIBLIOGRAFÍA:
-ARAGONES ESTELLA, E.; Y Líbranos del Mal. Representaciones del Diablo en el Arte: De la Antigüedad a nuestros días; Ebook, 2017:
https://books.google.es/books?id=QTcPAQAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false
-ARAGONES ESTELLA, E.; Y Líbranos del Mal. Representaciones del Diablo en el Arte: De la Antigüedad a nuestros días; Ebook, 2017:
https://books.google.es/books?id=QTcPAQAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false
The devil and tobacco
In this print from the 19th c. we can see the German
devil Krampus lighting a cigarette for a woman.
When the use of tobacco was imported into Spain
by the mariner Rodrigo de Ayamonte in 1492, the habit was condemned by the
church as diabolical. It said: “only the
devil could give man the power to blow smoke out of his mouth”. We have to
bear in mind that at the end of the 15th century when the mariner
from Huelva
imported this, the only known mouth that blew out smoke was that of the
Leviathan, that is to say, Hell. This might explain the confusion of the
inquisitors on seeing a man who blew smoke out of his mouth and nose as if he
were that infernal mask. In contrast to Christianity’s condemnation of this
practice, other religions, such as the Tupinamba Indians of Brazil, attribute
positive qualities to the plant such as sharpening the intelligence and making
those who use it dashing and cheerful. The witchdoctor, on blowing smoke from
his cigar over the warriors, pronounced these words:
“So that you might
dominate your enemies, receive the spirit of power.”
In many
Indian tribes of the Upper Amazon, tobacco juice was put into the eyes of those
aspiring to be shaman to give them the gift of clairvoyance. Similarly, Spanish
observers of the behaviour of Indians in the New World
interpreted the trances brought on by tobacco as letting the devil manipulate
their imagination while they dreamed. All this led to the new Christian church
criticising these plants as just one more part of the demonization of the
Indian religions in contrast to the valour and truth of the new evangelistic
religion.
The
condemnation of such plants was embellished by images like that taken from a vessel
of the Mayan period in which we see a monkey, one of the animals which better
symbolises the devil, smoking whilst carrying a cocoa bean:
The smoking monkey.
Detail from a vessel from the Classic Mayan era (600-750AD)
In any case the devil, being the
Lord of Fire, is often portrayed lighting a cigar which he is going to smoke,
as seen in the illustration at the beginning of this entry. A tradition that
has come down to the present and that has such curious representations as the
devil which appears in Rafael Sanchez Ferlosio’s tale “De plata y ónix”
published in his book: El geco;
Madrid 2005.
Here the devil gives a light to the
fisherman who has sold him his soul. However, instead of using matches or a
lighter, he gets a flame by snapping his own tail, while at the same time
reciting this ejaculation:
"Lucífere, Lucífere,
de todo fogo reye,
flámmulam mitte mihi,
ut hoc cigarro incendiem
sic ego in fide tui
perpétue perseverem"
BIBLIOGRAPHY
-ARAGONES ESTELLA, E.; Y Líbranos del Mal. Representaciones del Diablo en el Arte: De la Antigüedad a nuestros días; Ebook, 2017: