Prohibido el amarillo
Fotograma de la película Rosemary’s Baby
La archifamosa
película de R. Polanski: Rosemary’s baby
(1968) muestra un color gualdo predominante, perceptible en la decoración de la
casa, el ajuar y la ropa de la protagonista. Tal tono se ha interpretado
recientemente como un color alusivo a la obsesión y patología mental en la que
va incurriendo Mia Farrow a lo largo del film; tal como leemos en el libro
de Montserrat Hormigos Vaquero: La
semilla del diablo (2003) y en el capítulo de Jose Mª Latorre para el El demonio en el cine (2007); sin darse cuenta ambos
autores que tal color alude al diablo que se va gestando en el cuerpo de la
protagonista, demonizando una vez más el tono amarillo en recuerdo del carácter
siniestro y funesto que a lo largo de los siglos se le ha concedido por su
identificación con las ropas de los judíos, además del naranja demonizado
durante siglos por su relación con el fuego y las llamas
infernales. La misma novela de Ira Levin en la que se basa esta
película describe al recién nacido Anticristo como un niño de ojos amarillos y
pelo anaranjado.
La vinculación del amarillo y naranja con el fuego infernal ha llevado a
la demonización de los pelirrojos, quienes al tener el pelo de este tono, muestran una clara vinculación entre la
cabellera flamígera con que se imaginaba a los diablos en época medieval y la
conversión de estos atributos fantásticos en rasgos físicos del hombre. Desde
época bajo medieval el traidor Judas aparece caracterizado con pelo pajizo y
ropas amarillas, remitiendo el color gualdo al tono característico de los
judíos y el pelo taheño a las llamas del infierno. Así aparece retratado en
esta tabla de la Última Cena del pintor valenciano Juan de Juanes, pintada h.
1560:
Entre las
supersticiones atribuidas a los dotados con tal color de pelo, está el dicho de
que sólo por haber nacido pelirrojo se puede convertir en hombre-lobo. Todavía
en el s. XVII, en un tratado de fisiognomía de 1650 se habla así de mal de los
de pelo pajizo: "Pelo bermejo es de todas maneras abominable, porque muestra un
ánimo feroz y cruel, y que con trabajo será virtuoso”.
Las muestras de la demonización de
los pelirrojos se hacen más frecuentes en el s. XX y no sólo por la
caracterízación del Anticristo en la citada novela de Ira Levin publicada en 1967. A ppios. de este siglo el escritor inglés Algernon Blackwood, escribe la obra titulada The Laying of a Red-Haired Ghost sobre
un fantasma pelirrojo y T. Mann había
caracterizado al diablo con este color de pelo en su novela Doktor Faustus
(1947).
BIBLIOGRAFÍA:
-ARAGONES ESTELLA, E.; Y Líbranos del Mal. Representaciones del Diablo en el Arte: De la Antigüedad a nuestros días; Ebook, 2017:
https://books.google.es/books?id=QTcPAQAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false
The forbidden yellow
Photo from the film
Rosemary’s baby
In R. Polanski’s notorious film, Rosemary’s Baby, yellow
is the predominant colour, as seen in the house’s interior décor, as well as
the protagonist’s wardrobe and clothing. This hue has been interpreted recently
as alluding to Mia Farrow’s obsessive and pathological mental state throughout
the film, as we can read in Montserrat Hormigos Vaquero’s book, La semilla del diablo (2003), and in José
Mª Latorre’s chapter in “El demonio en el
cine” (2007). However, neither of the authors realises that the colour in
fact alludes to the devil which is in a state of gestation in the protagonist’s
body. So once again, the colour yellow
is demonised in remembrance of the sad and sinister character assigned to the
devil over the course of centuries to further his identification with the
colour of the Jew’s clothing, as well as the colour orange demonised for
centuries because of its relation to fire and the eternal flame. The very same
novel by Ira Levin on which the film is based describes the newly born
Antichrist as a baby with yellow eyes and orange hair.
The linking of yellow and orange to hell fire
has led to the demonization of redheads who, having hair of this colour, show a
clear relation to the flaming locks with which devils were imagined in the
Middle Ages and the conversion of these fantastic attributes into human
features. Since the lower Middle Ages the traitor Judas’ appearance has been
characterised by straw-coloured hair and yellow clothing, the yellow
approximating to the characteristic colour of the Jews and the red hair to the
flames of hell. This is how he is portrayed in this panel from The Last Supper
by the Valencian painter, Juan de Juanes, painted c. 1560:
Amongst the superstitions attributed to those endowed with this colour
of hair is the saying that the mere act of being born a redhead means one can
become a wolf-man. Even in the 17th c , in a treatise on physiognomy
from 1650, those with straw-coloured hair are besmirched: “Red hair is abominable in every way, because it shows a fierce and
cruel nature, which worked-on will be virtuous.”
Examples of demonization of redheads become more frequent in the 20th
c., not only in the characterisation of the Antichrist in the afore-mentioned
novel by Ira Levin. At the beginning of this century the English writer
Algernon Blackwood wrote a work entitled The
Laying of a Red-haired Ghost about a red-haired ghost and T. Mann had
portrayed the devil with this colour hair in his novel Doktor Faustus (1947).
-ARAGONES ESTELLA, E.; Y Líbranos del Mal. Representaciones del Diablo en el Arte: De la Antigüedad a nuestros días; Ebook, 2017:
https://books.google.es/books?id=QTcPAQAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false
https://books.google.es/books?id=QTcPAQAAQBAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false
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